Blogia
juanragil

El retoño ya camina

¿Sabéis? Mi retoño ya camina solo. Ha aprendido a andar (mejor dicho, andar sabía hace tiempo, más bien a aprendido a atreverse a soltarse de la mano adulta que le acompañaba). Bien es cierto que a los 20 minutos de comenzar su aventura ya se había "esconchao" media cara, pero en fin, es lo que tiene. Este mes me da que no vamos a ganar para tiritas.

Creo que en este tiempo aún no os he contado nada de lo de la paternidad, cómo lo llevo, y ese tipo de cosas... Y creo que ha llegado el momento. Porque la actualidad tiene tantas cosas de las que escribir, pero tanto se ha escrito ya, que no tiene mucho sentido seguir metiendo baza en determinados temas. Y porque creo que estamos todos hasta los huevecillos (con perdón), sobre todo ahora que comienzan quince días de "campaña electoral", que nos hará estar artos de los políticos, que no de la política (no confundir, por favor).

Total, a lo que iba: es emocionante esto de ser padre, como alguno de vosotros ya sabéis, como ese pedazo de viajante. Emociona verlo, que te mire, que te roce la cabecilla como cualquier gatillo doméstico (no digo que sea un gato, comparo el tipo de roce), que te hable, que te muerda (no véas como aprieta el joío! y todo ese tipo de cosas. Los que no sois padres, ya lo sabreis algún día, pero te sientes de una manera, tienes una sensación y un estar contigo mismo que no tiene nada que ver con como se siente y se piensa antes de ser papi o mami.

Se piensa de otra manera, os lo aseguro. Se metabolizan los pensamientos de otra manera, se relativiza todo, se comprenden más cosas, y esas otras cosas que estabas seguro de no comprender sigues sin poder comprenderlas (cómo es posible que haya tanto joputa por ahí suelto)... Hablas menos, te metes menos con la gente, empatizas más. Y te haces grande, grande de verdad, os lo aseguro.

En fin, ya os tocará. Yo sólo os digo que, llegados a este punto, todo el tiempo que pasas con el retoñillo es poco, y que es una mierda tener que trabajar... ¡Cuanto nos perdemos! En fin, que el pequeño Adrián ya camina, ya da sus primeros pasos, con gran velocidad y nerviosismo, pero con esa inseguridad que tiene el cervato cuando da sus primeros pasos. Se me escapa el tiempo de entre las manos...

0 comentarios