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juanragil

las pequeñas cosas de cada día

La capacidad autocrítica

El martes volví a irme de viaje con esos jóvenes con los que trabajo, y volví a apreciar varias cosillas. Insisto en que no beben tanto como el personal se cree (y los que más beben son los que tienen más de 22 años), les gusta practicar deporte (aunque a ritmo moderado y burreando un poco) y les gusta mucho la música endemoniada esa de los disc-yokeis (o como se escriba) esos. No pretendo ser anticuado, pero 5 horas de sesión nocturna en la noche de San Juan de semejante música no hizo más que confirmarme que dicha música no es lo mío.

También observé una cosa en ellos de la que vamos a hablar hoy, pero no referida a ellos, sino a todos nosotros: la ausencia de autrocrítica. Esta es una realidad que nos afecta a todos, pero que es imprescindible si pretendemos mejorar como personas, en nuestra relación con los demás y en la relación con nosotros mismos.

La autocrítica es, en mi opinión, la relación más profunda que podemos entablar con nosotros mismos, quiero decir, que es el interrogatorio y consecuentes respuestas  más profundo y sincero que podemos tener con nadie, ya que si no lo logramos ni con nosotros mismos... Y como tal trabajo de autoconocimiento, de diálogo con uno mismo, es duro, y complicado, y difícil. Porque no siempre es agradable ponerse a uno mismo ante el espejo y preguntarse: ¿pero que pollas estás haciendo? Y no nos engañemos, lo más difícil no es preguntarnos esto. Lo más difícil, como casi siempre, es contestar, y, además, hacerlo sinceramente.

Y sin embargo, resulta imprescindible hacerlo, mantener dichos diálogos, ya que en otro caso es imposible avanzar con mejora. Claro, hay quien prefiere no mejorar, avanzar sin más. Es cierto,  determinadas personas, muchas por desgracia, han decidido más que vivir sus vidas simplemente pasar por las mismas, y ello es muy triste. Pero mucho. Necesitamos una motivación para seguir todos los días y, lo que es más importante, vivir de verdad nuestras vidas. Es cierto que en muchos casos no es fácil, pero es necesario. Es imprescindible. Porque lo que nos diferencia de los demás bichillos de la creación es que nosotros sí somos conscientes (o podemos serlo al menos) de cuando hacemos algo mal, y de que podemos hacerlo mejor.

Por tanto, invitémonos todos a interrogarnos al menos una vez al día, y a establecer un proceso de mejora permanente. Antes de echar a los demás la culpa de las cosas que nos pasan, miremos hacia dentro. Muchas veces el ruido no nos deja ver la realidad. Pero ésta, testaruda, sigue estando ahí para cuando queramos verla.

El retoño ya camina

¿Sabéis? Mi retoño ya camina solo. Ha aprendido a andar (mejor dicho, andar sabía hace tiempo, más bien a aprendido a atreverse a soltarse de la mano adulta que le acompañaba). Bien es cierto que a los 20 minutos de comenzar su aventura ya se había "esconchao" media cara, pero en fin, es lo que tiene. Este mes me da que no vamos a ganar para tiritas.

Creo que en este tiempo aún no os he contado nada de lo de la paternidad, cómo lo llevo, y ese tipo de cosas... Y creo que ha llegado el momento. Porque la actualidad tiene tantas cosas de las que escribir, pero tanto se ha escrito ya, que no tiene mucho sentido seguir metiendo baza en determinados temas. Y porque creo que estamos todos hasta los huevecillos (con perdón), sobre todo ahora que comienzan quince días de "campaña electoral", que nos hará estar artos de los políticos, que no de la política (no confundir, por favor).

Total, a lo que iba: es emocionante esto de ser padre, como alguno de vosotros ya sabéis, como ese pedazo de viajante. Emociona verlo, que te mire, que te roce la cabecilla como cualquier gatillo doméstico (no digo que sea un gato, comparo el tipo de roce), que te hable, que te muerda (no véas como aprieta el joío! y todo ese tipo de cosas. Los que no sois padres, ya lo sabreis algún día, pero te sientes de una manera, tienes una sensación y un estar contigo mismo que no tiene nada que ver con como se siente y se piensa antes de ser papi o mami.

Se piensa de otra manera, os lo aseguro. Se metabolizan los pensamientos de otra manera, se relativiza todo, se comprenden más cosas, y esas otras cosas que estabas seguro de no comprender sigues sin poder comprenderlas (cómo es posible que haya tanto joputa por ahí suelto)... Hablas menos, te metes menos con la gente, empatizas más. Y te haces grande, grande de verdad, os lo aseguro.

En fin, ya os tocará. Yo sólo os digo que, llegados a este punto, todo el tiempo que pasas con el retoñillo es poco, y que es una mierda tener que trabajar... ¡Cuanto nos perdemos! En fin, que el pequeño Adrián ya camina, ya da sus primeros pasos, con gran velocidad y nerviosismo, pero con esa inseguridad que tiene el cervato cuando da sus primeros pasos. Se me escapa el tiempo de entre las manos...

Hoy he empezado a trabajar

No seais mal pensados, que uno ha trabajado bastantes veces en su vida, vayamos a pensar. Lo que si es cierto es que hoy he empezado a currar de funcionario interino (o lo que es lo mismo un contrato temporal como otro cualquiera), de agente sociocultural. Bien vamos. Muy bien con lo que está cayendo.

En fin, que he llegado al despacho en el que pretendo estar el menor tiempo posible (no se puede marchitar uno), y me he encontrado aproximadamente unos 500 kilos de papel impreso, del cual está todo muy bien archivado hasta el 2005 más o menos, por lo que el resto del tiempo se convierte en una especie de agujero negro en el que he decidido no introducirme, vaya a ser que devore mi generosa materia y no haya huevos a salir de ahí.

Quitando eso todo bien, la cosa tiene buena pinta. Hay curre, lo cual es importante si no quieres vivir del cuento, y además es un trabajo que me estimula. En fin, que esperemos que todo vaya bien.

Por ello, a partir de ahora lo del blog va a ser un poco más anárquico. Ya no podré subir los articulillos por las mañanas, y por las tardes, con un pequeño parásito de 12 meses andurreando (o intentándolo) por aquí será comoplicado. Pero sabéis que estoy con ganas, por lo que al menos los tres articulillos a la semana estarán colgados. Es un compromiso.

Salud.

El día del Padre

Como muchos ya sabéis, no hace demasiado (54 semanas para ser exactos) éste que os escribe fue padre de una criatura, Adrián, que ha salido un poco al padre, pero, por fortuna, en versión bastante mejorada. Por lo tanto, el pasado día de San José fue el día del padre, el primero consciente que he tenido (en el anterior el renacuajo tenía sólo 12 diíllas).

Ya sé que este tipo de fiestas las inventó EL Corte Inglés, o más bien Galerias Preciados, para sacar pasta, que es de lo que va el tema. Pero no es menos cierto que mientras que los niños van a la guardería y a la escuela, este día toma otro matiz: es el día en el que las y los maestros se vuelven locos haciendo un montón de regalos casi iguales para los papis.

En el caso de mi crío, con sólo un añico me ha traído una mano plastificada, para colgar en el coche, en el que me felicita y me dice que no corra, además de pegarle una fotillo. Hasta aquí, está clara la "influencia" de su profe, Begoña, en  el regalo. Pero resulta que el zagal ha pintado con sus dedillos unos puntillos rojos, y que detrás ha marcado su mano con pintura de dedos, y con esto, mira que somos baratos algunas veces, me bastó para emocionarme, convertirme en un padre de esos babosos que le enseñan la cosa a todo cristo, aún a sabiendas de que debe de haber otros 150 artilugios semejantes por la carretera circulando.

Pero en  fin, y a lo que iba, no deja de ser emocionante, y bonito, ver que tu niño te regala algo en lo que participa con sus propias manos. Por lo tanto, a lo mejor no debemos combatir contra estas fechas ultracomerciales: lo que debemos hacer es mantenerlas por siempre como los días nacionales de las manualidades en familia.

Sobreviviendo en el Altiplano

Muy buenas.

Este es el primer artículo de esta bitácora, escrita por un gaditano medio jiennense que vive desde hace casi un quinquenio en Baza, en la comarca del altiplano granadino. Bitácora que nace, entre otras cosas, porque uno tiene cosas que decir, tiene cosas que compartir, más aún en este momento en el que se está librando una batalla ideológica de primer nivel con el tema de la crisis, sus consecuencias y las "soluciones" que se están practicando.

Nos encontramos en un punto en el que, nadie me podrá negar, que nadie llama a las cosas por su nombre. Los bancos dedican el dinero que les dan los gobiernos a comprar pisos en las subastas para hacerse mucho más ricos. Los gobiernos capitalistas nacionalizan entidades bancarias pero sin usar nunca este término (ni sus ventajas, ya que se nacionalizan bancos con el acuerdo de no sentarse en el Consejo de Administración de los mismos, es decir, compramos bancos con el dinero de todos para que los mismos que han llevado a dicho banco a la ruina gestionen nuestro dinero, somos los dueños pero no decidimos) ya que después de ocho años poniendo el grito en el cielo porque se nacionalizaban empresas en Venezuela, no podemos decir ahora que nosotros hacemos lo mismo. Con el matiz de que en Venezuela se reduce la pobreza (lentamente, eso sí) con dichas nacionalizaciones y aquí les salvamos el culo (perdón por la expresión) a los ricachones para que puedan seguir ganando dinero.

Lo dicho, nadie llama a nada por su nombre. Y en esta Andalucía subsidiada aún, que sigue en el furgón de cola, a la que la crisis golpea como a nadie, el señor Chaves finiquita la deuda histórica por 1.200 millones de euros  en 45 minutos de reunión. Total, ¡si vamos sobrados!

En fin, que es intención de este que os escribe, que se limita a sobrevivir en este altiplano a la crisis, después de haber sobrevivido al invierno, que vaya inviernito que hemos tenido, contaros como lo lleva, como nos va, y opinar sobre lo inopinable, sobre lo que poco sabe respecto a esos nobeles de economía, respecto a esos polítologos, etc... Pero en fin, si hasta los personajes que salen en Intereconomía pueden hacerlo.... uno también tiene derecho.

Hasta pronto